Osteopatía

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La osteopatía dice poder curar dolencias y trastornos locomotores, viscerales o del sistema nervioso mediante la manipulación de los huesos, músculos y articulaciones.

¿Qué es la Osteopatía?

La osteopatía es una pseudoterapia que pone el énfasis en la integridad estructural del cuerpo, siendo esta el factor más importante que rige la salud y evita la enfermedad. Consiste en la utilización de distintas técnicas manuales que se aplican sobre articulaciones, músculos, fascia, tejido nervioso y vísceras, con el fin de devolverles su posición o movilidad alterados para, según sus supuestos, restablecer la salud. Dentro de la osteopatía se pueden distinguir tres subgrupos: estructural, visceral y craneal o craneosacral.

La osteopatía en España se encuentra en un vacío legal, sin ser propiedad exclusiva de los fisioterapeutas, aunque se encuentre muy metida dentro de la profesión. Sin embargo, intelectualmente no pertenece a esta, y no está reconocida como parte de la misma por la World Confederation for Physical Therapy (WCPT), el organismo que representa mundialmente a los fisioterapeutas profesionales.

¿Quién la inventó?

La osteopatía fue concebida por Andrew Taylor Still a finales del siglo XIX, un médico que tras una serie de acontecimientos que le marcaron personalmente, decidió buscar una manera diferente de curar a sus pacientes. Su interés por la anatomía y los huesos del cuerpo humano le llevaron a comparar este con una máquina sujeta a leyes mecánicas, donde el sistema musculoesquelético era el componente clave para el buen funcionamiento del resto del organismo [1]. Un aspecto a remarcar es que las técnicas de manipulación articular («crujir la espalda») no son propiedad de la osteopatía; el uso de este tipo de procedimientos se remonta a las épocas de Hipócrates [2]. Esto es importante, ya que las técnicas de movilización o manipulación se utilizan también dentro de la fisioterapia, con un enfoque distinto.

¿Funciona realmente?

De los tres subgrupos en que podríamos dividir la osteopatía, estructural, visceral y craneal o craneosacral, solamente el correspondiente a la parte estructural presenta cierto sustento científico.

La osteopatía visceral se basa en la palpación de las mal-posiciones e hipomovilidades de las vísceras y tiene como objetivo tratarlas manualmente para devolverles su posición o movilidad ideal, llegándose a afirmar que es imposible tratar el sistema musculoesquelético sin tratar las vísceras [3]. Si bien es cierto que algunas alteraciones viscerales pueden producir dolores en determinadas regiones del cuerpo (como el infarto de miocardio, que produce un característico dolor en el hombro y brazo izquierdos), estos dolores solo se producen como consecuencia de alteraciones en su funcionamiento visceral, generalmente por inflamación e hipoxia, y no por alteraciones de la posición o movilidad como apunta la visión de la osteopatía [4]. Un dolor de origen visceral es un signo de alarma que debe ser evaluado por el profesional médico correspondiente. Actualmente no existen pruebas consistentes de que las pruebas diagnósticas de mal-posiciones e hipomovilidades de la osteopatía visceral sean fiables, así como tampoco de que su práctica sea efectiva para ningún proceso [5]. Sus efectos no serían distintos a los de un masaje inespecífico en la tripa.

La osteopatía craneal o craneosacral se basa en la palpación del movimiento respiratorio primario (MRP) y de los supuestos movimientos de las suturas craneales. El MRP es un movimiento rítmico entre el cráneo y el sacro producido por la fluctuación del líquido cefalorraquídeo (LCR) a través del canal medular. Desde este paradigma se pretendería devolver a la normalidad dicho ritmo alterado y restablecer la movilidad o corregir la mal-posición de las suturas craneales. El LCR se mueve muy lentamente y con muy poca fuerza, por lo que es incapaz de producir ese MRP. Además, se ha visto que su palpación no es fiable y carece de total utilidad [6]. Se ha visto, en animales, que las suturas del cráneo pueden presentar cierta flexibilidad indetectable al ojo humano y a la sensibilidad normal, ya que presenta una movilidad de unas 50 micras [7]. Teniendo en cuenta que la separación media entre dos puntos de una misma celda braille es de 1200 micras [8], parece imposible que esta movilidad pueda ser detectada por la simple palpación, además de que no existe ninguna prueba científica de ello. Finalmente, no existen tampoco pruebas consistentes de que la osteopatía craneosacral sea eficaz en ningún proceso [6]. Tal es el punto en que se encuentran hoy la osteopatía visceral y la craneosacral que el Consejo Nacional de la Orden de Fisioterapeutas de Francia ha tenido que elaborar dos extensos informes evaluando las investigaciones científicas de ambas, dejando clara su postura en contra de su utilización [9, 10].

Finalmente, la osteopatía estructural consiste en la valoración de las mal-posiciones o hipomovilidades articulares para después movilizarlas y manipularlas restableciendo su funcionalidad. Las vértebras del cuerpo presentan movilidades muy diversas, habiendo diferencias entre los distintos segmentos y entre distintas personas [11], lo que imposibilita su valoración manual. El conjunto de las investigaciones realizadas en este sentido han demostrado que dicha palpación no es fiable ni válida, no hay concordancia entre distintos evaluadores [12] y en algunos estudios en los que había cierto nivel de concordancia, los hallazgos no se relacionan con la movilidad real medida mediante resonancia magnética [13]. En cuanto a la mal-posición, las leyes biomecánicas (de Fryette) en que se basan las supuestas mal-posiciones vertebrales han sido falsadas por las investigaciones realizadas [14, 15, 16]. Por otro lado, también hay pruebas de que ni las vértebras [17, 18] ni el sacro [19] cambian su posición tras una manipulación, es decir, no se recolocan vértebras con los «crujidos». No obstante, estas técnicas han demostrado ser efectivas, a corto plazo, en el abordaje del dolor [20]. Esto se debe a que tras la manipulación o movilización se liberan sustancias como la serotonina [21], que producen una mejora de dicha sintomatología, sin necesidad de que la técnica se dirija al restablecimiento de la posición o la movilidad vertebral. Es por ello que también se utilizan dentro de la fisioterapia, aunque alejándose del sistema de concepciones osteopático.

Finalmente, aunque las técnicas de la osteopatía estructural no parecen presentar muchos riesgos, uno de los más importantes sucede a nivel de la manipulación cervical, que puede llegar a producir lesiones de la arteria vertebral [22]. No se debería utilizar este tipo de procedimientos, teniendo en cuenta que las movilizaciones no presentan dicho riesgo y han demostrado tener la misma efectividad [23], es decir, que hay otras terapias más seguras e igual de efectivas.

Conclusión

La osteopatía visceral y craneosacral no presentan soporte científico para su uso en el tratamiento de alteraciones del estado de la salud, y sus postulados carecen de plausibilidad. Ambas podrían suponer, y en ocasiones han supuesto, un riesgo al diagnosticar erróneamente a los pacientes y tratar condiciones graves del estado de salud que requieren de una evaluación realizada por el profesional médico correspondiente. Por su parte, aunque las movilizaciones y manipulaciones utilizadas dentro de la osteopatía estructural presentan efectos de corta duración en el alivio del dolor, no recolocan vértebras ni resuelven hipomovilidades articulares. A pesar de que presentan pocos riesgos, la manipulación cervical no cuenta con el soporte científico suficiente para su utilización, dado que se dispone de otros procedimientos más seguros y al menos igual de eficaces.

Texto elaborado por Rubén Fernandez Matias. Fisioterapeuta. Master en Fisioterapia Manual del Aparato Locomotor (Universidad de Alcalá de Henares).

Bibliografía

  1. Tan SY, Zia JK. Andrew Taylor Still (1828-1917): founder of osteopathic medicine. Singapore Med J. 2007; 48(11): 975-6.
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  3. Tratado de Osteopatía Visceral y Medicina Interna. Sistema Digestivo. Tomo II.
  4. Cervero F, Laird JM. Visceral Pain. Lancer. 1999; 353(9170): 2145-8.
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  9. http://www.ordremk.fr/wp-content/uploads/2016/01/CorteX-CNOMK_osteo_cranienne_Janvier2016.pdf
  10. http://www.ordremk.fr/wp-content/uploads/2018/03/osteopathie-viscerale-rapport-cortecs-2016.pdf
  11. Frobin W, Leivseth G, Biggemann M, Brinckmann P. Sagittal plane segmental motion of the cervical spine. A new precisión measurement protocol and normal motion data of healthy adults. Clin Biomech (Bristol, Avon). 2002; 17(1): 21-31.
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